Nuevas y mejores insulinas

El descubrimiento de la insulina a inicios del siglo XX, cambió profundamente la expectativa de vida para los pacientes diabéticos tipo 1, que antes de este hito, invariablemente morían a corto plazo por no poder producir esta hormona.

Las insulinas, inicialmente se obtuvieron del páncreas de animales, por lo que se disponía de insulina porcina o bovina, que funcionaban para regular la glucosa en la sangre, pero con cierta frecuencia podían causar alergia, por tratarse de proteínas extrañas para el cuerpo humano.

Posteriormente, la síntesis por ingeniería genética de insulina humana altamente purificada, idéntica a la insulina natural producida por el páncreas. Otra maravilla de la ciencia, pero con un problema: El páncreas humano produce la insulina y la entrega directamente a la sangre, mientras que la insulina como medicamento la debemos usar por vía subcutánea.

El inyectarse la insulina subcutánea tiene algunos problemas, como que se absorbe de forma lenta, de forma que debe inyectarse media hora antes de las comidas; además dura más en terminar de entrar en la sangre, de forma que cuando el azúcar ya se normalizó la insulina sigue funcionando, obligando a hacer meriendas para evitar hipoglicemias (bajonazos).

Nuevas insulinas llamadas Análogos de Insulina, ofrecen alternativas de tratamiento para pacientes motivados, en donde insulinas ultrarrápidas pueden usarse en el momento de comer, sin necesidad de hipoglicemias después de comer. Por otro lado tenemos insulinas ultralentas o basales, en donde no hay picos abruptos de insulina en la sangre y pueden ponerse una sola vez al día en pacientes que necesitan niveles más estables.

Estas alternativas ofrecen a los pacientes beneficios para mejor control, con menos síntomas, y mayor conveniencia para llegar a una vida más plena.

Más información puede encontrarse en hormone.org (información en español en formato pdf),

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